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Congresista estadounidense alerta sobre crisis institucional en Colombia tras diálogo con líderes opositores

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La congresista estadounidense María Elvira Salazar, reconocida por su postura firme frente a los regímenes autoritarios de América Latina, sostuvo en Washington un encuentro con los alcaldes Federico “Fico” Gutiérrez, mandatario de Medellín, y Alejandro Éder, alcalde de Cali. Tras la reunión, la legisladora compartió fotografías en sus redes sociales y dejó un mensaje contundente: “Lo que pasa en Colombia es muy alarmante”. La declaración encendió el debate político, pues refleja la creciente preocupación de sectores internacionales frente a la situación democrática, económica y de seguridad en el país.

Según fuentes cercanas al encuentro, el diálogo giró en torno a tres temas centrales: el debilitamiento de las instituciones colombianas, el avance de los grupos armados ilegales y la percepción de que el actual gobierno de Gustavo Petro estaría tomando decisiones que podrían comprometer la estabilidad futura de la nación. Salazar, quien ha sido una de las voces más críticas del llamado “socialismo del siglo XXI”, aseguró que Colombia atraviesa un momento definitorio en el que se juega no solo su destino interno, sino también el equilibrio de la región.

En las imágenes publicadas, se observa a la congresista junto a Gutiérrez y Éder en un tono cordial, aunque el trasfondo político del encuentro es de máxima seriedad. Fico, quien ha levantado duras críticas contra el manejo de la seguridad urbana y el crecimiento del microtráfico en Medellín, advirtió que la criminalidad se expande a la sombra de vacíos estatales. Por su parte, Éder, que enfrenta los retos de Cali tras años de convulsión social, expresó que la violencia, la migración y el desempleo se han convertido en problemas que superan la capacidad de las autoridades locales, necesitando coordinación internacional.

María Elvira Salazar no ocultó su inquietud. “El futuro de Colombia debe importar a todos en el continente. Estamos hablando de un país clave en la defensa de la democracia y de los valores occidentales en América Latina. Lo que está ocurriendo allí es alarmante, y no podemos ser indiferentes”, aseguró, generando repercusión inmediata tanto en Estados Unidos como en Colombia. Su mensaje fue interpretado por algunos como un espaldarazo a las figuras de oposición, mientras que desde sectores oficialistas se criticó lo que consideran un intento de injerencia extranjera en los asuntos internos.

El encuentro también refleja un cambio en la estrategia de la oposición colombiana, que busca ganar visibilidad en escenarios internacionales para denunciar lo que consideran un deterioro de la gobernabilidad y la institucionalidad. Gutiérrez y Éder coinciden en que la relación con Estados Unidos es fundamental para enfrentar el narcotráfico, la violencia organizada y el fortalecimiento de la democracia. No obstante, advierten que sin un viraje en las políticas nacionales, el país corre el riesgo de perder el respaldo internacional que ha construido durante décadas.

Los sectores críticos al gobierno de Petro aprovecharon el pronunciamiento de Salazar para reforzar la idea de que Colombia se encuentra bajo observación internacional. Analistas políticos señalaron que las palabras de la congresista, aunque duras, reflejan un sentir compartido en diferentes capitales: el temor a que Colombia pueda seguir la ruta de países donde la democracia fue debilitada progresivamente desde dentro de sus instituciones.

Del lado oficialista, la reacción no se hizo esperar. Voceros cercanos al presidente Petro calificaron la declaración como una “lectura sesgada de la realidad”, argumentando que en Colombia existe plena democracia y que las reformas impulsadas por el gobierno buscan ampliar derechos y reducir desigualdades. En esa línea, señalaron que lo verdaderamente alarmante es que líderes locales viajen al exterior para exponer una visión parcial del país, alimentando narrativas que pueden ser utilizadas en contra de los intereses nacionales.

Sin embargo, más allá de las lecturas partidistas, el encuentro en Washington dejó claro que Colombia está en el centro del debate hemisférico. El hecho de que dos de los alcaldes de ciudades más importantes del país se reúnan con una congresista influyente de Estados Unidos muestra que la crisis nacional no es solo un asunto doméstico, sino que preocupa a actores estratégicos de la región. La frase de María Elvira Salazar se convierte así en un eco de advertencia: lo que pase en Colombia impactará directamente en la estabilidad de toda América Latina.

La controversia apenas comienza y promete abrir un nuevo capítulo en la discusión sobre el rumbo político del país. Mientras la oposición celebra el respaldo internacional y el gobierno insiste en que se trata de un malentendido manipulado por intereses partidistas, el ciudadano común observa cómo el nombre de Colombia circula en los pasillos del Congreso estadounidense como un caso de atención prioritaria. Lo cierto es que, a ojos de la comunidad internacional, Colombia ya no es solo un socio estratégico, sino también un termómetro de la salud democrática en la región.

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