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Decisión del Senado sobre el ‘Cartel de los Soles’ desata polémica y tensiones diplomáticas

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El Senado de la República aprobó este martes, en una decisión que ha generado debate dentro y fuera del país, la iniciativa que declara al denominado “Cartel de los Soles” como grupo terrorista y organización criminal internacional. La votación fue respaldada por una amplia mayoría de legisladores, quienes coincidieron en que Colombia no puede permanecer indiferente frente a lo que consideran una de las estructuras criminales más peligrosas de la región, vinculada directamente con sectores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela y acusada de operar como un aparato de narcotráfico transnacional.

El Cartel de los Soles es un término utilizado desde hace más de dos décadas para describir la supuesta red de altos mandos militares venezolanos involucrados en el tráfico de drogas, lavado de dinero, contrabando de armas y apoyo a organizaciones armadas ilegales en países vecinos. Diversas investigaciones periodísticas, informes de inteligencia y acusaciones judiciales internacionales han señalado que este entramado aprovecha su posición de poder para facilitar el envío de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y Europa mediante rutas aéreas, marítimas y terrestres que atraviesan el Caribe y América Latina.

La decisión del Senado colombiano representa un paso relevante en la política de seguridad y en la diplomacia regional, ya que no se trata de un simple pronunciamiento político, sino de una declaratoria que puede tener efectos concretos. La clasificación como grupo terrorista abre la puerta a la cooperación internacional más amplia en materia de inteligencia, persecución judicial y aplicación de sanciones económicas y financieras contra personas o entidades que tengan relación con la organización. De igual manera, podría facilitar el acceso a mecanismos multilaterales de seguridad en la OEA y la ONU, así como el intercambio de información con agencias internacionales especializadas en narcotráfico.

La discusión en el Senado estuvo marcada por la polarización política. Quienes apoyaron la iniciativa sostuvieron que esta medida era indispensable para la defensa de la soberanía y la seguridad de Colombia, argumentando que el Cartel de los Soles ha construido alianzas con grupos armados ilegales presentes en la frontera, como disidencias de las FARC, el ELN y bandas criminales que controlan corredores estratégicos del narcotráfico. Según ellos, la declaratoria es un mensaje claro de que el país no permitirá que estas estructuras sigan expandiendo su poder sobre comunidades fronterizas, sometidas durante años a violencia, extorsión y desplazamientos.

Por otra parte, algunos senadores de la oposición expresaron preocupación por las repercusiones diplomáticas que esta decisión puede acarrear en las ya tensas relaciones bilaterales con Venezuela. Señalaron que la medida puede ser interpretada por el gobierno de Nicolás Maduro como un acto de hostilidad, lo que complicaría la cooperación en temas sensibles como comercio, migración o manejo de seguridad fronteriza. Sin embargo, los defensores de la iniciativa respondieron que la seguridad nacional no puede estar supeditada a las reacciones de un régimen señalado internacionalmente de tener nexos con el narcotráfico.

Con esta aprobación, el proyecto será enviado a la Cámara de Representantes para su revisión y eventual ratificación. De confirmarse, Colombia pasará a engrosar la lista de países que han reconocido al Cartel de los Soles como una organización criminal y terrorista, en línea con las acusaciones que Estados Unidos y otros gobiernos han formulado contra altos funcionarios del chavismo. Esto marcaría un antes y un después en la política colombiana hacia Venezuela, pues la medida no solo endurece el discurso oficial contra el narcotráfico, sino que también podría influir en la configuración de la política exterior del país en los próximos años.

Expertos advierten que la decisión, más allá de su alcance simbólico, tendrá efectos concretos en materia de seguridad, diplomacia y cooperación internacional. Para unos, constituye un paso firme y necesario en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción; para otros, una movida arriesgada que podría incrementar la tensión regional. Lo cierto es que Colombia, con esta votación, envía un mensaje contundente a la comunidad internacional: no reconocerá legitimidad alguna a una red que considera responsable de desestabilizar la región y poner en riesgo la seguridad hemisférica.

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