El presidente Gustavo Petro volvió a desatar una tormenta política y mediática tras un comentario considerado por amplios sectores como vulgar, machista y fuera de tono en relación con la intimidad femenina. Durante una intervención pública en la que se refería a temas de familia y sociedad, el mandatario utilizó una expresión que fue calificada de “ofensiva” e “impropia de su investidura”, lo que rápidamente generó reacciones en redes sociales, medios de comunicación y en el Congreso.
El hecho se produjo en un escenario en el que Petro buscaba exponer sus ideas sobre la necesidad de transformar patrones culturales en torno al rol de la mujer en la vida pública y privada. Sin embargo, su frase se interpretó como una reducción de la identidad femenina a la sexualidad, lo que varios colectivos feministas consideraron un retroceso frente a las luchas de género. La reacción no se hizo esperar: figuras públicas, periodistas y dirigentes políticos lo acusaron de usar un lenguaje que perpetúa estereotipos machistas y que resulta incompatible con su posición como jefe de Estado.
Margarita Rosa de Francisco, reconocida actriz y columnista, fue una de las primeras en señalar la gravedad del asunto. A través de sus redes sociales calificó las palabras del mandatario como “patriarcales y misóginas”, lo que encendió aún más el debate en la esfera digital. A su voz se sumaron organizaciones feministas, que exigieron respeto y advirtieron que este tipo de discursos afectan la credibilidad de un presidente que se ha declarado progresista y defensor de los derechos de las mujeres.
En el Congreso, opositores aprovecharon el episodio para cuestionar la coherencia del gobierno con respecto a su agenda de género. Senadoras de distintos partidos calificaron el comentario como un insulto a las mujeres y pidieron una disculpa pública inmediata. Algunos parlamentarios, incluso dentro del Pacto Histórico, se mostraron incómodos con el tono del presidente, admitiendo que expresiones de esa naturaleza empañan los avances legislativos que se han hecho en temas de igualdad y derechos.
Las redes sociales se convirtieron en el principal escenario de confrontación. En cuestión de horas, las etiquetas relacionadas con Petro y el machismo fueron tendencia en Colombia, con miles de usuarios compartiendo críticas y memes sobre el incidente. Mientras tanto, algunos de sus seguidores intentaron justificar el comentario alegando que fue sacado de contexto o que se trató de una metáfora mal interpretada. No obstante, la opinión mayoritaria coincidió en que la figura presidencial debe mantener un nivel de respeto que trascienda las intenciones del discurso.
El episodio no es aislado. En distintas ocasiones, Petro ha sido cuestionado por su estilo directo y por expresiones que han sido catalogadas de irrespetuosas o poco presidenciales. En este caso, el debate toca fibras especialmente sensibles en un país donde los movimientos feministas han ganado visibilidad y protagonismo en la agenda pública. Analistas señalan que un error de este tipo no solo genera rechazo ciudadano, sino que puede tener costos políticos en un escenario en el que el presidente busca sostener apoyos en sectores sociales clave.
Hasta el momento, Petro no ha ofrecido una disculpa formal. En sus declaraciones posteriores ha tratado de minimizar la controversia, argumentando que su intención no fue ofender, sino llamar la atención sobre problemas culturales que persisten en la sociedad colombiana. Sin embargo, esa aclaración no ha logrado apaciguar la indignación, y la presión de colectivos feministas y de la oposición aumenta con el paso de las horas.
El incidente vuelve a poner en el centro del debate el estilo comunicativo del presidente, que, si bien conecta con sectores populares, también genera polémicas constantes que desvían la atención de la agenda gubernamental. Expertos en comunicación política advierten que estos tropiezos verbales terminan acumulándose y pueden afectar la percepción internacional de la figura presidencial. En un momento en que el país enfrenta retos cruciales en economía, seguridad y política exterior, el malestar por declaraciones de esta naturaleza se suma a la lista de problemas que desgastan la imagen del mandatario.
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