La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, sorprendió este lunes con fuertes críticas dirigidas al propio Gobierno del presidente Gustavo Petro, del cual hace parte, al señalar que el machismo sigue siendo un factor que arrincona y limita a las mujeres en los espacios de poder. Sus declaraciones, realizadas durante un evento académico sobre participación política y equidad de género, se interpretan como una advertencia clara sobre las tensiones internas que atraviesa la administración y sobre la dificultad de romper con estructuras patriarcales incluso dentro de sectores progresistas.
Muhamad, una de las funcionarias más visibles del gabinete, expresó que la lucha por la igualdad de género no puede quedarse en discursos ni en gestos simbólicos, sino que debe traducirse en transformaciones reales en la manera como se toman decisiones en el Estado. “El machismo termina arrinconando y debilitando la participación de las mujeres en espacios donde se toman las grandes decisiones”, afirmó, subrayando que muchas veces son relegadas a roles secundarios pese a sus capacidades y aportes.
Las palabras de la ministra adquieren especial relevancia en medio de la controversia desatada en los últimos días por un comentario del presidente Petro sobre la intimidad femenina, que fue catalogado por amplios sectores como vulgar y machista. Aunque Muhamad no hizo referencia directa al episodio, sus declaraciones fueron entendidas como un mensaje implícito al mandatario y como una forma de marcar distancia frente a un estilo de comunicación que ha sido fuertemente cuestionado por colectivos feministas.
En el Congreso, la intervención de la ministra generó reacciones encontradas. Para algunos parlamentarios de la oposición, sus críticas confirman que incluso dentro del gabinete hay inconformidad frente a los gestos y discursos del presidente. Señalaron que este tipo de pronunciamientos reflejan un “malestar silencioso” de varias mujeres que forman parte del círculo cercano de Petro, pero que hasta ahora habían optado por no confrontar de manera abierta. Otros, en cambio, defendieron a Muhamad y aseguraron que su voz es coherente con la agenda feminista que ella misma ha promovido desde antes de llegar al Ministerio.
En redes sociales, sus palabras fueron rápidamente replicadas y generaron aplausos de colectivos feministas y líderes de opinión, quienes valoraron que una integrante del gabinete se atreviera a denunciar de manera frontal los obstáculos que enfrentan las mujeres incluso en gobiernos que se autoproclaman progresistas. Para ellas, la valentía de Muhamad radica en que no se limitó a hablar en abstracto, sino que planteó el problema desde su propia experiencia y desde la cotidianidad del ejercicio del poder.
Analistas consideran que las declaraciones de la ministra evidencian una fractura en el discurso oficial del Gobierno, que por un lado promueve la igualdad de género en su narrativa, pero que en la práctica enfrenta dificultades para erradicar dinámicas patriarcales en el seno mismo de la política y la gestión pública. Según expertos en comunicación política, estas tensiones internas pueden convertirse en un punto de desgaste si no se gestionan adecuadamente, pues proyectan una imagen contradictoria ante la opinión pública y frente a la comunidad internacional.
Hasta el momento, el presidente Petro no se ha pronunciado sobre las palabras de su ministra, aunque desde el Palacio de Nariño se limitó a trascender que el Gobierno sigue comprometido con la agenda de equidad y con el fortalecimiento de la participación femenina en todas las instancias del Estado. No obstante, la controversia persiste y pone en evidencia el desafío que significa conciliar el discurso de cambio con la necesidad de transformar prácticas culturales profundamente arraigadas.
El pronunciamiento de Susana Muhamad marca un precedente dentro del gabinete, pues pocas veces una ministra en ejercicio ha cuestionado de forma tan directa las estructuras de poder de su propio gobierno. Su voz, más allá de la polémica, parece abrir un debate urgente sobre el papel de la mujer en la política colombiana y sobre la responsabilidad que tienen las instituciones en garantizar que las transformaciones hacia la equidad no se queden en simples declaraciones, sino que se conviertan en realidad palpable.
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