El presidente Gustavo Petro volvió a generar controversia internacional luego de pronunciarse sobre la muerte del rapero mexicano B-King, asesinado recientemente en un hecho que conmocionó a la escena urbana en ese país. Las declaraciones del mandatario colombiano, en las que intentó vincular el caso con la violencia estructural y la crisis social que vive América Latina, fueron duramente cuestionadas en México, donde figuras públicas y periodistas consideraron que sus palabras resultaron inoportunas y carentes de contexto.
En medios mexicanos, varios comentaristas señalaron que Petro trató de sacar provecho político de un hecho trágico sin tener claridad sobre los detalles del crimen. “Tiene una confusión mental”, expresó un analista en referencia a la forma en que el mandatario colombiano conectó la muerte del artista con el fracaso del modelo de guerra contra las drogas y con las dificultades de la juventud latinoamericana. Para los críticos, Petro incurrió en generalizaciones que desvirtúan la dimensión personal y cultural del asesinato de B-King.
Las reacciones no tardaron en llegar también desde el ámbito artístico. Algunos raperos y colegas del cantante afirmaron que, si bien es cierto que la violencia en México responde a fenómenos complejos, no corresponde a un presidente extranjero utilizar la muerte de un artista para reforzar su propio discurso político. En redes sociales, la etiqueta #PetroEnMéxico se volvió tendencia, acompañada de mensajes de rechazo y burlas hacia las declaraciones del mandatario.
En Colombia, la controversia también despertó debate. Mientras simpatizantes de Petro defendieron su postura como una reflexión sobre la violencia que aqueja a toda la región, sectores opositores aseguraron que se trata de un nuevo ejemplo de improvisación y falta de tacto en escenarios internacionales. Para muchos, la manera en que el presidente se refirió al tema refleja un estilo de liderazgo que, aunque disruptivo, genera constantes roces con líderes, medios y opiniones públicas extranjeras.
El caso de B-King ha tenido gran repercusión en México, donde se le reconocía como un artista influyente dentro de la cultura urbana. Su asesinato ha puesto de relieve la vulnerabilidad de los jóvenes en contextos de violencia. Sin embargo, el comentario de Petro, lejos de sumar a la discusión, terminó convirtiéndose en un nuevo episodio de fricción diplomática y mediática alrededor del presidente colombiano.
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