El presidente colombiano Gustavo Petro volvió a estar en el centro de la polémica tras su reacción al histórico anuncio del Premio Nobel de la Paz para la venezolana María Corina Machado. Aunque el mandatario felicitó públicamente a la dirigente opositora, sus palabras terminaron generando críticas por lo que muchos consideran un intento de “quedar bien” con el régimen de Nicolás Maduro.
En un mensaje publicado en sus redes sociales, Petro destacó el reconocimiento internacional a una mujer “que ha dedicado su vida a la política”, pero de inmediato cambió el foco para hablar de otra figura femenina de la región, evitando mencionar directamente la lucha de Machado contra el chavismo. “En América Latina hay muchas mujeres que trabajan incansablemente por la paz, la justicia y la inclusión social”, escribió el presidente, nombrando a una lideresa social venezolana cercana al oficialismo.
El gesto fue interpretado por analistas y usuarios como una maniobra diplomática para no irritar al gobierno de Caracas, con el que Petro mantiene una relación de acercamiento desde su llegada al poder. Varios comentaristas señalaron que el presidente colombiano optó por la ambigüedad, reconociendo el mérito del Nobel sin alinearse con la oposición venezolana.
Mientras mandatarios de otros países, como Chile, Argentina o Uruguay, enviaron mensajes directos de felicitación a Machado por su coraje democrático, el comentario de Petro fue visto como una forma de evitar cualquier roce con el presidente Maduro, su aliado político en temas regionales.
Las críticas no se hicieron esperar. Desde la oposición colombiana, varios congresistas cuestionaron la postura del jefe de Estado. “No puede felicitar a quien defiende la democracia y al mismo tiempo elogiar a los cómplices del autoritarismo”, escribió un senador del Centro Democrático. Otros, en redes sociales, acusaron a Petro de “doble discurso”, al intentar mostrarse neutral mientras mantiene una postura complaciente con el régimen venezolano.
Fuentes cercanas a la Cancillería aseguran que el Gobierno colombiano buscó una “respuesta prudente” para no afectar los diálogos bilaterales con Caracas, que incluyen temas sensibles como migración, seguridad fronteriza y cooperación energética. Sin embargo, esa cautela terminó generando más ruido político del esperado.
En Caracas, el comentario de Petro fue recibido con beneplácito por el entorno de Maduro. Medios oficialistas destacaron la parte del mensaje en la que el presidente colombiano habló del “papel de las mujeres en la construcción de la paz latinoamericana”, omitiendo toda referencia a Machado.
Por su parte, la propia María Corina Machado no respondió directamente al mensaje, aunque sus allegados señalaron que “cada gesto de reconocimiento, incluso a medias, demuestra que la causa venezolana está rompiendo silencios incómodos”.
El episodio vuelve a poner a Petro en una posición delicada dentro del tablero diplomático regional: intenta mantener un rol de mediador y defensor del diálogo, pero cada vez que la situación venezolana entra en debate, sus declaraciones terminan generando controversia.
Así, la felicitación que pudo ser un gesto diplomático terminó convertida en una nueva fuente de críticas. Petro, que suele insistir en el respeto a la soberanía de cada país, parece haber optado por un equilibrio difícil: no ofender a Maduro, pero tampoco ignorar un premio que el mundo entero aplaude como símbolo de resistencia democrática.
La pregunta que queda abierta es si ese equilibrio seguirá siendo sostenible en un contexto regional donde el Nobel de la Paz a Machado ha reavivado las tensiones entre autoritarismo y democracia en América Latina.
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