Pacho Santos, conocido por su estilo directo y controvertido, ha vuelto a generar polémica al criticar abiertamente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En una declaración reciente, Santos cuestionó el enfoque de la CIDH, preguntando por qué no se dedican a proteger a los inocentes en lugar de presionar a la Corte Suprema de Justicia.
Estas declaraciones se suman a una serie de comentarios provocativos por parte de Santos, quien también expresó su frustración con las organizaciones internacionales al afirmar que, si fuera presidente en 2026, “se me van; toca mandarlas al carajo”.
Las críticas de Santos han generado reacciones mixtas, con algunos apoyando sus opiniones francas y su postura firme contra lo que percibe como intromisión en los asuntos internos del país, mientras que otros lo acusan de falta de respeto hacia las instituciones internacionales y de socavar los principios fundamentales de los derechos humanos y la cooperación internacional.
La postura de Santos refleja una creciente tendencia en la política internacional, donde figuras públicas y líderes políticos buscan desafiar el statu quo y afirmar la soberanía nacional frente a las presiones externas. Sin embargo, sus comentarios también plantean interrogantes sobre el papel de las organizaciones internacionales en la protección de los derechos humanos y la promoción de la justicia a nivel global.