El presidente Gustavo Petro quedó nuevamente en el ojo del huracán por sus posturas cambiantes en política exterior. En menos de 24 horas, el mandatario pasó de rechazar públicamente el mercenarismo y criticar a los países que envían tropas extranjeras a conflictos ajenos, a proponer que Colombia abriría una convocatoria para quienes quisieran “luchar” en Gaza a favor de Palestina.

La contradicción no pasó desapercibida y rápidamente desató una oleada de reacciones. Analistas y dirigentes políticos cuestionaron la falta de coherencia en el discurso del jefe de Estado, al considerar que su posición fluctúa de acuerdo con las circunstancias y termina debilitando la credibilidad de Colombia en el escenario internacional.

“Es insólito. Ayer Petro decía que ningún país debía enviar combatientes a tierras extranjeras porque era mercenarismo, y hoy abre la puerta a que colombianos se vayan a una guerra que no es nuestra”, aseguró un congresista de la oposición, quien pidió claridad frente a las verdaderas intenciones del Gobierno.

El anuncio del mandatario de permitir que ciudadanos colombianos se unan a la causa palestina en Gaza ha generado alarma entre expertos en relaciones internacionales. Para ellos, la propuesta no solo contradice sus propios pronunciamientos recientes, sino que podría generar un choque diplomático de grandes proporciones con Israel, Estados Unidos y otros aliados estratégicos.

En redes sociales, las críticas también se multiplicaron. Mientras sectores afines al presidente defendieron la medida como un acto de solidaridad internacional, detractores la calificaron de “irresponsable” y “peligrosa”, advirtiendo que exponer a colombianos a un conflicto de esta magnitud podría traer consecuencias impredecibles para el país.

La contradicción entre rechazar el mercenarismo y alentar el voluntariado bélico en Gaza deja a Petro en el centro de un debate nacional e internacional. Lo que para sus simpatizantes es un gesto de coherencia con su apoyo a Palestina, para sus críticos no es más que otra muestra de improvisación en política exterior que pone en entredicho la seriedad de su Gobierno.