• Inicio
  • Oposición
  • La polarización digital destruye la posibilidad de un espacio moderado y coherente
Oposición

La polarización digital destruye la posibilidad de un espacio moderado y coherente

Captura de pantalla 2025 09 09 221332

En Colombia, hablar de un “centro político” se ha vuelto costumbre en debates académicos, discursos de campaña y tertulias mediáticas. Sin embargo, al examinarlo con detalle, muchos expertos aseguran que ese centro no existe como fuerza real, sino como un mito diseñado para atraer a un electorado que rechaza tanto al populismo de izquierda como al clientelismo de derecha. Es un producto de marketing político que opera como válvula de escape en sociedades agotadas, pero que, en la práctica, solo sirve para perpetuar las dinámicas de poder de los mismos bloques de siempre.

El país vive una tensión permanente entre extremos ideológicos. Por un lado, se consolidan corrientes progresistas que defienden una transformación estructural del modelo económico, amparadas en discursos de justicia social. Por otro, se refuerzan bloques conservadores que buscan mantener privilegios económicos y políticos, argumentando la defensa del orden y la seguridad. En medio de esa confrontación, el “centro” aparece como una supuesta salida equilibrada, pero carece de estructura partidista sólida, representación territorial y líderes coherentes.

Los analistas sostienen que este falso centro actúa como mecanismo de manipulación. Muchos ciudadanos, cansados de la polarización, terminan apoyando candidaturas que se autoproclaman centristas, pero que luego se inclinan hacia uno de los extremos según conveniencia. La consecuencia es una democracia debilitada: en vez de ofrecer un espacio para la construcción de consensos, el centro se convierte en un disfraz útil para la política de ocasión.

En la actualidad, las redes sociales juegan un papel clave en esta ilusión. Algoritmos que priorizan la confrontación amplifican discursos incendiarios, mientras figuras políticas intentan posicionarse como “racionales” frente al caos. Pero esa racionalidad es momentánea y se desvanece al momento de negociar poder en el Congreso, de pactar alianzas con clanes regionales o de responder a presiones de los movimientos sociales.

Ante este panorama, surge una propuesta distinta: reemplazar el “centro político” por un nuevo concepto de convivencia social, que no depende de partidos, sino de acuerdos básicos en torno a la vida, la equidad, la libertad y la seguridad. Se trataría de una plataforma de ciudadanía activa, más ética que ideológica, que podría revitalizar la democracia y rescatar la legitimidad de las instituciones. El debate apenas comienza, pero deja claro que en Colombia el centro es menos una realidad y más una trampa discursiva que impide construir soluciones profundas a los problemas estructurales del país.

Comentarios de Facebook

Comments are closed

Artículos Relacionados