Bogotá, 4 de septiembre de 2025. El panorama político colombiano se sigue transformando con la llegada de nuevas fuerzas al escenario electoral. El Consejo Nacional Electoral aprobó oficialmente la creación del partido político “Progresistas”, una colectividad promovida por la precandidata presidencial María José Pizarro, actual senadora y reconocida por su papel dentro de sectores de izquierda y movimientos sociales. La decisión, que fue recibida con entusiasmo por sus seguidores, se convierte en un paso clave en el camino hacia las elecciones presidenciales de 2026.
La resolución del CNE establece que el reconocimiento del nuevo partido dependerá de la definición de su vínculo con el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), organización con la que Pizarro ha trabajado políticamente en los últimos años. Si se concreta una desvinculación formal, “Progresistas” podrá iniciar su vida jurídica independiente, con personería propia, acceso a financiación estatal y derecho a presentar listas en elecciones regionales y nacionales.
María José Pizarro celebró la noticia como un triunfo de los movimientos ciudadanos que buscan abrir espacios distintos a los partidos tradicionales. Según sus declaraciones, “Progresistas” se plantea como una plataforma que defenderá la equidad social, la justicia ambiental, la igualdad de género y la transición hacia un modelo económico sostenible. Pizarro también destacó que el partido pretende recoger las banderas de las luchas sociales y darle protagonismo a sectores juveniles, organizaciones comunitarias y colectivos de mujeres, en un intento por renovar la política desde la base.
El nacimiento de esta colectividad no pasa desapercibido en el tablero electoral. Analistas políticos señalan que el surgimiento de “Progresistas” podría reconfigurar alianzas dentro del espectro de la izquierda y generar tensiones con otras fuerzas que también buscan capitalizar el descontento ciudadano. Para algunos observadores, la creación de este partido representa tanto una oportunidad como un reto: oportunidad porque le permite a Pizarro consolidar su propio proyecto político sin depender de las dinámicas de partidos ya establecidos, y reto porque deberá demostrar capacidad organizativa, construir una estructura nacional sólida y superar la fragmentación que históricamente ha debilitado a la izquierda en Colombia.
En el contexto actual, la aparición de “Progresistas” ocurre en medio de una pugna por el liderazgo de las alternativas al Gobierno. La figura de Pizarro se proyecta como una de las candidaturas más visibles de cara a 2026, y su nueva colectividad podría convertirse en una plataforma para tejer alianzas estratégicas con movimientos ambientalistas, organizaciones campesinas y sectores urbanos inconformes con el rumbo del país. No obstante, la senadora también tendrá que enfrentar críticas por parte de opositores que la acusan de buscar dividir aún más el espectro progresista, en lugar de unificarlo frente a los partidos tradicionales y al oficialismo.
El nacimiento de “Progresistas” marca, en todo caso, un momento simbólico en la política colombiana. Representa la consolidación de un proyecto que busca abrirse paso en medio de la polarización y del descrédito de las instituciones, con la promesa de ofrecer una alternativa fresca a los electores. El reto inmediato será organizarse a nivel territorial, construir un programa robusto y demostrar que puede competir en igualdad de condiciones con las grandes maquinarias que dominan la política nacional.
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