El hijo del expresidente Álvaro Uribe responsabiliza al gobierno por las omisiones en seguridad y denuncia un plan para silenciar a la oposición tras el asesinato de Miguel Uribe Turbay.

Jerónimo Uribe, hijo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, lanzó un contundente pronunciamiento tras el asesinato de Miguel Uribe Turbay, calificándolo como un “magnicidio” y advirtiendo que no debe convertirse en una excusa para un falso llamado a la unidad.

Uribe reveló que, pese a más de 25 solicitudes para reforzar su seguridad, el día del atentado el esquema de protección de Miguel se redujo a solo dos personas. También denunció irregularidades como la desaparición de un menor implicado antes de declarar y el asesinato de alias Zarco Aldinever, pieza clave en la investigación.

No se murió, lo mataron

El magnicidio de Miguel Uribe Turbay no debe infundir una falsa esperanza de unidad. La confrontación de la realidad es el deber que esta tragedia nos impone. La prudencia y la sobriedad no pueden ser excusas para cederle a los responsables el dominio de…

— Jerónimo Uribe (@jeronimoauribem) August 11, 2025

Criticó las condolencias del presidente Gustavo Petro, señalando que fueron “abusadas para engañar con un discurso de vida” a pocas horas de respaldar públicamente a “la peor tiranía de América Latina”. Para Jerónimo Uribe, Colombia avanza hacia un “narcosocialismo del siglo XXI” en el que asesinatos y montajes buscan arrasar con la oposición.

“Gustavo Petro ha sido el político con más garantías en la historia reciente y hoy, con sus aliados, es artífice del desmoronamiento democrático. Sus herederos son más radicales, menos escrupulosos y más disciplinados. Caer en manos de alguno de ellos es sentenciar a Colombia”, advirtió.

Uribe llamó a romper con el “falso discurso de igualdad” que, según él, solo busca ampliar el control estatal, y propuso reducir el tamaño del Estado, hacer cumplir la ley y adoptar una política de seguridad firme. Concluyó instando a que del dolor nazca la fe y de la fe la fuerza: “No dejemos que el miedo a ser señalados nos silencie ni que la lápida moral que nos impusieron desde La Habana nos paralice”.